“Amarillo y negro, rosa y blanco nieve, formas de todos estos colores, hombres, mujeres y niños, salpicaban por espacio de un segundo el horizonte”
(En Virginia Woolf, 2009, pag 143)
El trazo abre la puerta entre dos mundos, el mundo de lo conocido por nuestros sentidos, de “lo real”, y el mundo de las incógnitas, del cual surgen estas en forma de líneas, colores, formas y emociones que se plasman en una superficie que hace de intersección entre ambos espacios: un papel en blanco. Elementos que flotan, avanzan o se entrelazan de forma sinuosa, colores emocionales que se agitan libres en mi mente para ir a reposar suavemente en la superficie del papel; líneas curvas modeladoras de mi horizonte expresivo. Mi mano, mi lápiz metamorfoseados en diferentes realidades compartidas provenientes de un “interespacio”, y que son atrapadas, documentadas, soñadas, vividas y habitadas a través de mis dibujos.

Lucy con concertinas en el ñame, Marián M. Cañizares
Derivo en el mundo de las incógnitas, donde hallo senderos que me permiten atravesarlo pero apreciando tan solo vistas parciales, fragmentadas, marcadas por ese instante de lucidez que me permite acceder a él al escuchar al sol por entre las siluetas del bosque, al ver el amanecer en el filo de una hoja, al escudriñar el dolor en el borde de una piedra, al rellenar de colores el hueco del rocío, al percibir el aroma del viento ululando entre las nubes, al observar el mar salpicado de blancos suspiros…
Observo… observo… observo un tiempo distinto al socialmente establecido por la mirada, el necesario para provocar la comunicación, para crear ese breve punto de desequilibrio que me permite el intercambio con el “ello” habitante en el mundo de las incógnitas, pudiendo penetrar en una parte de su naturaleza, la que ellos desean mostrarme.

The Fairy ring, Marián M. Cañizares
Una especie de “situacionismo campestre” configurado por “momentos del tiempo” atrapados en una fracción de segundo que me permiten visionar esa parte oculta e inaccesible de todo aquello que me rodea. Los objetos-habitantes-inciertos derivan por la superficie blanca del papel dejando la huella de su paso, de su caminar, de su deriva emocional-temporal mediante colores, formas, líneas y /o ausencias. Plasmo las Incógnitas en las Intersecciones bajo las premisas de igualdad y respeto a los derechos humanos, con ausencia de sexismo en las mismas, con el uso de elementos que provocan un equilibrio igualitario dentro del sistema patriarcal/esclavista que habito.
La creación es mi viaje mental positivo donde la luz emerge entre las líneas de mis dibujos.