Judy Baca con Alicia Viguer-Espert y Ana María Vacas en SPARC, Social and Public Art Resource Center, en los Ángeles, California.
Actualización: Esta entrevista ha sido escrita y realizada por Alicia Viguer Espert y Ana María Vacas con la colaboración especial de Marietta Bersntorff
Todo comenzó cuando el instituto Bishop Alemany despidió a una joven profesora de arte llamada Judy Baca por proyectar imágenes de protesta de la masacre de My Lai en Vietnam. Inmediatamente Judy comprendió la necesidad de crear espacios de expresión independientes donde artistas, interesados y marginados tuvieran la ocasión de coincidir, si no convivir. Y así inicio su tarea.
En 1974 cuando era directora del programa de murales de la ciudad de Los Ángeles (The City of LA Wide Mural Program) consiguió fondos del gobierno federal destinados a combatir el crimen y la pobreza. Bajo su supervisión el programa produjo cuatrocientos murales. Más tarde, debido a la politización del programa, los desacuerdos entre los diferentes organismos oficiales y la censura, Judy Baca optó por cambiar de estrategia. Y junto a otras dos artistas feministas constituyó SPARC, Social and Public Art Resource Center, organización sin ánimo de lucro cuyo propósito es empoderar a las comunidades excluidas del debate cívico a través del arte.
Judy Baca cree en el efecto redentor del arte, niega la distinción entre bellas artes y arte popular y sobre todo posee una fe inquebrantable en el valor transformativo del arte a nivel social. Estos valores constituyen la piedra angular de su Organización.

Judy Baca con Alicia Viguer Espert, Marietta Bersntorff y Ana María Vacas
Volviendo a su papel en The City of LA Wide Mural Program, tras obtener recursos del gobierno, Judy Baca reclutó miembros de las cuatro pandillas más peligrosas del Este de Los Ángeles para pintar los primeros murales, dando a luz a su primera y más extensa obra: The Great Wall of LA. Una vez concluidos estos primeros murales con delincuentes juveniles, sus propios colegas, todos ellos varones, vandalizaron la obra. Afortunadamente este comienzo tan desalentador no la desanimó en absoluto.
Además de la educación universitaria de Judy Baca y esa mezcla de sensatez y sabiduría natural que se llama intuición, el origen mexicano de su familia le favoreció a la hora de coordinar y trabajar con grupos marginados. Supo desde el principio comunicar con una población que a otros asustaba y establecer vínculos fraternales, como ella misma nos comenta
Nunca fui un reto para ellos, sino que me consideraban como una hermana mayor.
Gracias a su filosofía de inclusión, Judy Baca no solo pudo cruzar territorios vedados a otros, sino que consiguió el apoyo de los pandilleros, que defendieron su obra enfrentándose y asustando a esos colegas artistas varones que vandalizaron el primer mural completado por ellos.
Judy Baca da crédito de su autoconfianza al haberse criado con su madre, dos tías y una abuela, recibiendo de este pequeño matriarcado mexicano la fuerza necesaria para luchar por los derechos artísticos y ciudadanos de una gran parte de la población angelina. Criada en Pacoima, un suburbio de Los Ángeles, estaba familiarizada con las tensiones entre bandas callejeras y era muy consciente de que si la encontraban fuera de su territorio, después de preguntarle de donde era, lo inmediato era un balazo.
Este conocimiento inspiró a Judy Baca la idea de crear un espacio neutro: un “territorio artístico” de convergencia para todos los que quisieran cambiar las armas por pinceles. Para ello aprovechó los muros del largo vallado del río que atraviesa la ciudad y que hoy siguen albergando los murales que se diseñan en SPARC con una cronología e historia rigurosa: La Gran Muralla de LA.
Las imágenes narran la historia de la ciudad de Los Ángeles comenzando con la población nativa antes de la llegada de los españoles y siguiendo con la contribución a su desarrollo de otros muchos colectivos de inmigrantes: chinos, japoneses, filipinos, africanos, judíos, etc. Dado el éxito del proyecto, el concepto de espacio inclusivo se convirtió en la misión de Judy Baca: crear zonas de recreo y socialización para todos los angelinos.

Fragmento de la Gran Muralla de Los Ángeles (California)
El deseo de inclusión social rompiendo barreras étnicas, socioculturales y de género constituye una constante que ha modulado la carrera artística de Judy Baca. Al hablarnos sobre su obra, señaló las condiciones sociales a las que se tuvo que enfrentar: la disgregación de barrios en una ciudad tan extensa como Los Ángeles, la marginalidad asociada a la inmigración y pobreza, la lucha de identidad de los hispanos, sin olvidar los conflictos entre los comerciantes y el arte callejero con los que tuvo que lidiar.
De las 400 personas que han colaborado en el proyecto durante los 42 años de existencia de SPARC, un pequeño porcentaje han conseguido profesionalizarse como artistas. Pese al esfuerzo efectuado por Judy Baca para incluir a mujeres, y si bien es cierto que algo más de la mitad de los estudiantes lo son, el muralismo continúa dominado por hombres. Ella esgrime que la razón principal se debe a que es un trabajo duro que requiere subir andamios cargando pesadas herramientas y botes de pintura. Por si fuera poco, hay que soportar las inclemencias del tiempo, con frecuencia un sol abrasador. Pero Judy Baca ofrece un excelente ejemplo, siempre a la cabeza del andamio más alto demostrando y desvelando los secretos individuales de cada mural a los alumnos.
Otro aspecto del procedimiento participativo de SPARC para realizar murales incluye el entrevistar a los residentes sobre sus intereses personales y colectivos. Los estudiantes que colaboran en el taller del centro suelen trabajar en grupos compartiendo ideas, diseño y responsabilidades entre ellos y con el vecindario. SPARC incluye, además del trabajo de The Great Wall of Los Ángeles, programas de restauración, creación de nuevos murales, proyectos comunitarios y exposiciones en galerías y escuelas; un programa de cooperación internacional (World Wall Program) Neighborhood Pride, que ha creado 105 murales desde su nacimiento, y un curso en muralismo que Judy Baca enseña en la universidad de California UCLA dentro del departamento de Chicano Studies.
Los Ángeles es testigo no solo el éxito logrado por Judy Baca en crear espacios comunes para los angelinos, sino de cómo continúa siendo referencia internacional de lo que puede conseguir una mujer con determinación y una visión clara de sus objetivos.

Retrato de Judy Baca realizado por Ana María Vacas