El icono, entendido como imagen representativa, es algo que las religiones han utilizado desde tiempo inmemorial. Cuando a las pinturas rupestres se les concede un significado mágico, cuando podría cargarse de significado festivo, se les otorga la categoría de iconografía.
El icono es la representación de una imagen que sustituye a un objeto mediante su significación o por analogía, como explica la semiótica (disciplina que estudia el signo y aborda la interpretación y la producción del sentido que recibe el/la espectador/a). Durante siglos, la representación iconográfica del mundo del arte ha estado centralizada en lo religioso. Ha llegado a ir tan en paralelo, que para tomar distancia y lograr cambios de temática y de deconstrucción de los iconos, así como los cambios en las personas que lo contemplan, hubo que provocar revoluciones, pudiéndose permitir a través de ellas, que el arte fuera accesible a todos y todas.
No obstante, el acceso de todas las personas a la creatividad no interesa a las jerarquías. Sólo tenemos que echar una ojeada a los currículos de las enseñanzas primarias y secundarias de este país y contabilizar las horas que se dedican a la educación artística para saber el interés que el estado tiene en desarrollar la creatividad de su ciudadanía. Esto viene dado por la capacidad
transformadora que el arte y la creatividad pueden tener sobre el ser humano.
Ahora bien, si le concedemos la capacidad de crear la iconografía sólo a unos pocos, y el masculino no es accidental, podremos mantener que para ser “creador”, es decir, estar en posesión de la capacidad creativa, hay que tener ciertas cualidades específicas que sólo son accesibles a unos pocos. De nuevo el masculino no es accidental.
Un colectivo como EmPoderArte puede plantear una finalidad clara y definida que abarca todo lo que la creación de una iconografía propia necesita. Gracias a la similitud que posee el icono con el objeto representado y la posibilidad de sustituir a lo que representa, darle visibilidad y en algunos casos sacralizarlo, la creatividad de la Asociación EmPoderArte puede contribuir a la creación de una épica de la historia de las mujeres. No sólo en cuanto a la visibilización de las que han sido, sino de los trabajos y los días, de aquello que el relato visual ha excluido de manera constante. No es la pretensión de ser iconoclastas destruyendo toda la historia del arte, asumimos nuestra herencia y formación patriarcal como el origen de nuestra sabiduría como artistas. Pero sí que nos declaramos como punto de resistencia sobre la idea de que el arte patriarcal sea todo el arte, queremos visibilizar la otra mitad, y si no la vemos, crearla. Porque es necesario para el imaginario colectivo.
Como explica Kate Millet en Política Sexual:
Aunque la primera fase de la revolución abrió a la mujer las puertas de la universidad, fue seguida por una etapa de reacción durante la que se malgastaron muchas energías. Todavía no existe una educación igualitaria. Pero la afición por la cultura acarreó el efecto revolucionario de sembrar una extraordinaria inquietud y de proporcionar al movimiento cierto número de dirigentes, quienes, en su mayoría, acababan de graduarse en los nuevos centros.
Estas palabras fueron escritas hace 45 años en Japón por una ciudadana norteamericana que nos abrió la mente haciéndonos entender cómo el patriarcado se había encargado, no sólo de negarnos un imaginario propio, sino imponiéndonos el masculino universal como si fuera nuestro. Darle una interpretación y producir un sentido diferente a los iconos generados por el patriarcado es algo que el arte feminista viene haciendo desde hace medio siglo.
EmPoderArte aspira a crear dinámicas de visibilización de las artistas precedentes a un tiempo que genera otro tipo de relato donde tenga cabida la vida real de las mujeres, aportando de este modo la mitad de la realidad que está ausente de los relatos del patriarcado.
Queremos hacer algo más que iconografía ornamental o decorativa, queremos trascender como artistas y que los trabajos de los cuidados, los trabajos del mantenimiento de la cotidianeidad, de la educación afectiva, de la maternidad sean visibles desde las artes visuales. Queremos que la creatividad sea accesible a toda la ciudadanía para que llegue a ser una herramienta de cambio
real sobre la violencia. En el hecho artístico se dan espacios de diálogo y reflexión que nos benefician a todos y todas y, en consecuencia, nos hacen mejores como sistema social.
Pilar V. de Foronda
Artista y feminista.